Tengo
insomnio.
Siempre
tengo insomnio.
Los
medios de comunicación formaron un circo mediático alrededor del lugar del
recital. Un cerco vallado como si se tratara de algo de suma importancia.
Pienso que tal vez algo realmente importante debe estar sucediendo en el país y
que nos utilizan a nosotros para tapar todo eso. Las combis con sus móviles en
vivo adornaron la silenciosa ciudad. Cámaras, flashes, entrevistas a los
seguidores. Amarillismo.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvsaoZEILZ7y2QICZ9_w7XrirgXyCHwluVRy85SwgVuY-cjkyjna6SAQNZ0trqi_OACW4lSj3A6O1ruCbkpG3dcqgEsymyY_PYT6IDk3XytfOLTpoonPOvlp3gq2fySChHRhRaGyGHxQ/s320/12369039_781341041992136_4578196146208497880_n.jpg)
La
periodista le preguntó entonces por qué estaba allí feliz de la vida si sentía
que yo le había hecho eso que denunciaba, y si tenía pensado actuar de manera
legal.
-Porque
sí loco, porque sí, se le perdona todo a él, ¡¡vamo’ Rocker!!
Y el
coro de gente que se encontraba detrás de ella comenzó con el cántico de guerra
y su “oohh, Educadores, es un sentimiento, no puedo parar, olé, olé, olé”.
Todos saltaban, sus caras pasaban veloces por la cámara que filmaba en vivo,
mientras la notera luchaba por hablar y describir la pasión del público,
sujetando sus auriculares con fuerza y saltando por inercia con el resto de los
fans que la apretujaban.
Los
entendidos desde los estudios criticaban mi accionar, diciendo que sacaba
ventajas de mi desmerecido y precario estrellato, y que algún día se unirían
muchas chicas y me harían una denuncia colectiva, inclusive un abogado ya se
estaba postulando desde un programa de televisión, y afirmaba tener a varias
denunciantes listas para atacar. También aparecieron los especialistas en
análisis literarios, describiendo mis poemas, descubriéndolos, buscando
metáforas donde no las hay. Hasta aparecieron ejemplares físicos de mis libros
en plena pantalla, jamás sabré como los consiguieron. Destacan el poema
“Silencio Estampado” y comienzan a delinear cuales son mis influencias, y desde
allí me crean un perfil psicológico.
-Claramente
estamos en presencia de un ser perturbado – manifestaba un especialista del “no
sé qué” desde el monitor.
Estoy en
el camarín. Escucho el griterío de la gente que está en la calle. Formaron
pequeños grupos. Cantan, escuchan las canciones a todo volumen. Hacen asados en
la calle. Cuelgan las banderas y beben agua. La policía se pasea amenazante por
la zona dispuesta a generar disturbios. La paz pende de un hilo. Una simple
chispita desembocaría en una guerra civil. Ambos bandos están dispuestos a
pelear, solo necesitan una excusa. Apago la tele cuando una ex novia aparece a
denigrarme por un segundo de fama, me acusa de haberla maltratado
psicológicamente, dice que yo era distante, y utiliza palabras como “sádico y
pervertido” para describirme, además enumera un par de cosas íntimas, como que
me gusta tomar leche chocolatada y cocinar bizcochuelos, pienso en qué carajo
le habré visto a esa mina, después me acuerdo de la perfección de su culo y
entiendo todo.
La
puerta del camarín se abre, es Braian que viene a informarme sobre el estado de
salud de Ángela. Anoche tuvo una pequeña recaída. No solo no me dirigió la
palabra durante todo el día, sino que se encerró en el baño a beber y tomar.
Debimos llamar a un cerrajero para que abriera la puerta, para encontrarla a
ella tirada en la bañera con sangre en su nariz y rodeada de botellas de ron y
tequila.
El resto
fue similar a la última vez, una poco recomendable rutina. Internación,
lavados, milagros y recomendaciones. Esta vez fue más grave. Según los médicos
estuvo muerta unos segundos hasta que pudieron reanimarla. La familia va a
presentar un recurso de no sé qué para internarla por la fuerza, y tratarán de
impedir también de forma legal que yo me acerque a X cantidad de metros.
Dolores
está que vuela. Yo no quiero tocar. Dolores quiere matarme. Yo sé que suspender
el show generaría disturbios en la calle, represión policial y saqueos. ¿Cómo
fue que pasé de hacer música electrónica desde mi computadora personal para
contra restar el aburrimiento a esto? ¿En qué momento se me fue todo al carajo?
Y peor aún, ¿cómo pude permitirlo? Culpo al insomnio, por supuesto. Cuando no
tengo a quien culpar, o pretendo lavarme las manos, culpo al insomnio. Se me
viene a la mente mi poema Silencio Estampado, en él me pregunto si “¿ahora sos
vos el mismo de ayer?”, quizás. Me duermo cuando las puertas del lugar se abren
para el ingreso de la gente. Comienzo a soñar, como siempre, pesadillas.
Estoy
recostado sobre una cama blanca, con sábanas blancas, las paredes blancas, luz
blanca, todo blanco, me siento en paz. Me levanto y miro el vidrio de una
ventana lateral, allí veo mi reflejo, mi rostro, de pronto las sombras
comienzan a ganar terreno en el ambiente, y el blanco va decreciendo, las
sábanas se tornan negras, las paredes también, el reflejo del vidrio se
oscurece, un zumbido abriga mi oído, se me viene a la mente Ricky Espinosa y su
“blanco es el color del infierno”, la imagen del reflejo empieza a mutar, sus
ojos se ennegrecen, su boca se abre y allí hay colmillos filosos, se ríe, me
mira y se ríe a carcajadas, el zumbido ya es una bola de sonidos, la risa suena
distorsionada, yo grito en el momento justo en que el Diablo se abalanza sobre
mí.
Abro los
ojos. Intento gritar pero mi voz no sale. Esta vez sí estoy realmente asustado.
Esta vez la pesadilla fue un paso más allá. Esta vez hasta creo haber sentido
el contacto físico con el Demonio. Braian viene a buscarme, me dice que tenemos
que salir a tocar lo más puntuales posible, que afuera es un desastre, que la
policía reprimió, que hay gente internada, que los noticieros están todos con
los cubiertos en la mano, “ojos con dos pupilas te van a matar”, la presión en
el pecho y en la nuca son concretas, pienso en Ángela, me gustaría creer que
está viendo todo y que se apiada de mí, pero también sospecho que parte de su
ser debe estar pensando que me lo merezco, y a quien tenga a su lado le debe
estar diciendo “que se joda por pelotudo”. Braian también me dice algo así como
que detrás del escenario habrá un fiscal trabajando de oficio en comunicación
directa con un juez, y que a la “primera de cambio” nos va a denunciar.
Propongo desde la sensatez suspender el show.
-¿Vos
estás loco?
Con el
control remoto enciende el televisor. Busca algún canal de noticias, para el
caso es lo mismo, el evento está en cadena nacional. Los camiones hidrantes
coparon las adyacencias del lugar. Gendarmería formó un cordón de protección al
resto de los policías que arrojan gases. Todo es humo. Los Educandos, es decir,
nuestros seguidores, están en cuero, con sus remeras formaron máscaras para
contra restar los efectos de los gases, arrojan piedras, palos, bombas molotov.
Tienen varios gritos de guerra, como si fuesen antiguas tribus que están
defendiendo su soberanía. A veces corean mi nombre, otras entonan la melodía de
European Movie y tengo el presentimiento de que si esa canción es tocada en
vivo las cosas se pueden ir al carajo, aunque también sé que no tocarla tampoco
es buen plan. De todas maneras la lista de temas ya está hecha y no puede ser
modificada, más que nada porque no hay diálogo entre los miembros del grupo,
“ya no da para frenar”, dice la linda de Analia Boccomino.
Salgo al
pasillo. Dolores discute a los gritos con un hombre vestido de traje que
supongo es el fiscal. Debe ser un metido en la vida de sus hijos, ¿quién lo
llama a actuar de oficio? Por lo que entiendo ellos no pueden dar garantías de
nada, y piensan responsabilizarnos a nosotros de todo lo que pueda llegar a
ocurrir. Si todo sale bien será gracias a ellos, si todo sale mal seremos el
chivo expiatorio. Simple.
Hay que
salir a escena puntual para que no comience a circular el rumor de que el show
fue suspendido. Afuera la guerra. Adentro no cabe un alma. Pienso otra vez en
Ángela mientras me calzo el disfraz de Rocker, gafas redondas, gorra de jean
con visera y auriculares, ella yacía semi desnuda sobre su propio charco de
vómito, fue la última vez que la vi, se la llevaron los doctores y ya no pude
verla, y quizás no pueda hacerlo por un tiempo. Dolores señala con el dedo
índice al fiscal a la vez que le dice que es un hijo de puta, pasa a mi lado y
ni me mira, agarra los palillos de su batería, putea al aire y nos obliga a
subir a tocar.
Esta vez
no hay charla técnica ni arengas.
Esta vez
estamos jugados, desnudos, sin fichas, con un pucho en la boca y con los ojos
vendados contra un paredón.
Preparen.
Apunten. Fuego.
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