descubro desde el tacto tus deseos
y así descontracturo todos tus nudos
con solo mover un par de dedos.
Si hay placer no hay dolor
se destiñe tu voz.
Soy el mango del puñal
que entra en tu cuerpo
la carne se adormece sin riesgo.
Preguntame a dónde van
todos mis miedos
después que los convierto
en deseos.
Dame un Dios y soñá
con un manto de piedad
mentiroso el final
¿el cielo dónde está?
El infierno puede ser muy divertido
bailando con el Demonio correcto.
Tu mirada me hace ver
todas las dudas
que plasma aquel espejo siniestro.
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