Ceremonia es un rompecabezas que se
va construyendo a medida que la obra avanza, de forma lenta con capítulos que
parecen no tener sentido entre ellos, con saltos en el tiempo, diferentes
interlocutores que se mezclan con poemas y obras de teatro, para cuando la
trama finalmente está construida y abordada, la novela termina, dejándonos
(como toda gran obra) con ganas de más.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgx98Fg7NK4CD6Nnx1fe9FKQwZI5C_XBl36c7J7XAlvmOhJmOD-SeAft4AWPLGcQws_NC1zHrAKdvc6VWQ72KxEo7TfbcBtUJRL12uCUK537U4LpDJ_1HZwzbghzxeK047mSqm0xI0FsQ/s320/PicsArt_04-12-01.35.40.png)
Ceremonia podría ser considerada como
una segunda e innecesaria parte de Locura (ópera prima del autor), pero no lo
es, o al menos no fue gestada con esa intención a pesar de repetir (¿revivir?) a
su personaje femenino central, la siempre carismática Vicky.
Victoria sigue siendo anarquista. Se
rodea de gentes extrañas para planificar una salvación conjunta que involucra
el asesinato del doctor Hans Knock, personaje hermético y de imposible acceso,
quien sin proponérselo (y gracias a Dios dirá el autor) termina robándose todo
el protagonismo. También aparece, poco y nada (como el Drácula de Stoker)
Clarice, acaso una especie de antepasado de Vicky con más glamour, pero su
presencia es la llave de todo, sin Clarice no hay novela ni Ceremonia.
El Universo surrealista es completado
con la simpática Brigitte Godino, el raro Oruga y Franco di Pietro, si además a
esto le sumamos sensuales Enfermeras, matafuegos y la música de The Doors, nada
puede salir mal.
Ceremonia nos deja algunos
interrogantes. ¿Hasta dónde un ser humano es capaz de llegar por amor? ¿Hasta
dónde los límites de la libertad son realmente límites y no cadenas? ¿Puede una
noble acción culminar su existencia en caos? ¿Es una novela que desde la
metáfora y el delirio propio del surrealismo intenta mostrarnos los tiempos que
se viven en la Argentina actual? Y lo más importante de todo. ¿Existe realmente
la libertad?
Ceremonia no responde ni remotamente
alguna de estas dudas existenciales.
Pero al menos las plantea.
Seguí al autor de la obra desde su página oficial en TONGA RAMONE.
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