jueves, 8 de septiembre de 2016

Declaración

El dolor de cabeza me supera. ¿Qué olor es ese? El aire que se respira es de una impureza llamativa. ¿Estoy respirando? Veamos… Inhalo. Exhalo. Si, las vías respiratorias funcionan, todavía. No tan bien como yo quisiera, pero mientras el aire entre y salga voy a vivir.
La contracción abdominal me supera. ¿De dónde salió tanta agua? ¡¡Por Dios!! ¡¡Vómito por los tobillos!! Descubro de donde viene y qué es ese olor. Una mezcla precaria de orina, saliva, sudor, vómito… ¿excremento? Hemos perdido el respeto por la dignidad. La culpa no es del chancho, pero esto fue culpa nuestra.
Para llegar al baño debo realizar una destreza memorable, gambeteando cuanto cadáver flotando en esa mezcla precaria hay. No están muertos (espero) pero aparentan estarlo. Disimulan muy bien ¿Así estaría yo antes de despertarme?
-Cuando un oso te quiere atacar hay que simular estar muerto.
Lole siempre da esa clase de consejos, ella fue niña exploradora, y con honores. ¿Habrá algún oso cerca pues? La paranoia me invade. Soy el único que finge estar vivo. El único descolgado. Merezco que el oso me coma. El temor me supera. Me tiro al suelo y me hago el muertito por unos minutos; y viendo y considerando que el oso no viene, me levanto y aquí no ha pasado nada.
Está Braian tirado en el sillón, desmayado, abrazado a su botella de ron. Debajo del sillón Ángela yace desnuda con toda su cabellera bañada en orina, y en su hombro derecho costras de vómito seco. En su panza está apoyada la cabeza de la Camarera, quien de no ser por su tanga también estaría desnuda. ¿Me habré perdido esa escena lésbica? No lo recuerdo (¡¡maldición, no lo recuerdo!!). Espero que alguien se haya rescatado y las haya filmado. Sobre los glúteos, hermosos por cierto, de la Camarera hay medio cuerpo del Adicto, con sangre en su nariz, un  faso apagado en su boca, y la boleta de la quiniela en su mano. El tipo abrazó una fortuna, pero todavía no lo sabe.
Todavía no comprendo, pero todo indica que anoche aquí hubo una gran fiesta gran. Lo más probable es que hasta haya participado de ella. El televisor está encendido en el canal porno. Si, se confirma. Aquí hubo fiesta y yo participé de ella. La rubia se la banca de a dos. Aburrida, ya la vi. Termina igual que todas.
-¿Llamamos a los chicos?
-Dale.
Así había comenzado todo. Jugaba el Canalla y nos queríamos juntar a verlo. Que poca capacidad de control. Espero que las cámaras de seguridad hayan grabado algo, porque no recuerdo nada. ¿El de la idea? Braian Bauer, por supuesto.
-Una fiesta sin minitas no es una fiesta – el Burgués degenerado tentó a las fieras, y aunque hay que aceptar que su aforismo es cierto, a partir de allí mi memoria quedó en blanco.
En el pasillo del baño, contra la pared, Lole en ropa interior, con el corpiño todo roto, dejando escapar su teta izquierda, la más linda por cierto, la derecha no tiene la simetría adecuada para ser catalogada como linda. ¿Había mosquitos anoche? Sus brazos estaban todo picados. Y el Burgués, un par de metros por delante rodeado de un cementerio de tarjetas, tenía en su mano la otra parte del corpiño de Lole. ¡¡Cabrón!!
Llego al baño. Me veo en el espejo. También estoy desnudo y con el forro puesto. El de Pelo Largo quiere hacer un milagro, curar su dolor de cabeza, pero está muy ebrio y el Creativo no lo escucha.
-Ayúdame, porque he pecado.
-¿Tenés una aspirina?
El de Chiva siempre tiene aspirinas. Solo hay que poner un gancho por acá y otro por acá.

Pero cuando el pecado es muy grande, los milagros no existen.

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